La conciencia fonológica es una habilidad lingüística que nos permite identificar y utilizar los distintos sonidos que constituyen el lenguaje humano, como los fonemas y las sílabas.
Los estudiosos han destacado, desde mediados del siglo pasado, que se trata de un concepto estrechamente vinculado al aprendizaje de la lectoescritura. En la mayoría de las ocasiones, los niños, antes de saber leer y escribir, ya son capaces de reconocer, pensar y manejar este tipo de sonidos. Cabe decir, no obstante, que la relación entre lectoescritura y conciencia fonológica es, como veremos, de retroalimentación.
¿Cuándo se desarrolla la conciencia fonológica?
La conciencia fonológica se suele desarrollar, pues, en edades tempranas y, generalmente, de forma previa al aprendizaje lector, basado, de hecho, en las representaciones gráficas de los sonidos. Para fomentar la conciencia fonológica, se pueden trabajar ejercicios de: segmentación silábica, detección de rimas y repetición de sonidos.
Exponer los niños a un entorno lingüístico activo y rico puede contribuir al progreso de su conciencia fonológica. Al fin y al cabo, el primer nivel de conocimiento fonológico radica en la escucha.
Cuando las familias leen cuentos, poemas con rimas, o enseñan canciones a sus hijos están contribuyendo a despertarles la conciencia fonológica. La cuestión, en definitiva, es invitarles a jugar con los sonidos que constituyen las palabras.
Cuales son las cualidades de esta habilidad lingüística
Si bien la escucha representa el primer paso, una de las cualidades más avanzadas de esta habilidad lingüística es la conciencia fonémica, que se fundamenta en el reconocimiento de sonidos individuales, es decir, fonemas. El paso definitivo ya es su combinación para conformar vocablos. Fonemas, sílabas y palabras son los principales niveles de adquisición de la conciencia fonológica.
Desde el punto de vista educativo, es muy importante tomar en consideración que las dificultades fonológicas pueden ser, a veces, un indicativo, para familiares y profesorado, de una posible dificultad lectora o expresiva en un niño.
Del mismo modo, el trabajo pedagógico de áreas asociadas con la conciencia fonológica puede ayudar a mejorar en el ámbito de la lectoescritura, y viceversa. En el caso de la dislexia, por ejemplo, la conciencia fonológica es fundamental. En síntesis, conciencia fonológica y lectoescritura forman parte indisociable de un enriquecimiento lingüístico mutuo.