Las emociones y las altas capacidades intelectuales
¿Alguna vez has considerado cómo se siente un niño o niña con altas capacidades que es constantemente incomprendido? ¿O el impacto emocional que enfrentan las familias que lidian con esta situación a diario? Las emociones en las altas capacidades no son un tema trivial; son, de hecho, una pieza esencial en el rompecabezas del bienestar y el desarrollo óptimo.
¿Qué son las emociones en las altas capacidades? Constituyen una base fundamental para entender la profundidad y complejidad de las experiencias emocionales en estas personas.
Muchos niños y niñas con altas capacidades pueden experimentar una mayor intensidad emocional, la cual se puede manifiesta de tres maneras:
1. Hipersensibilidad
Esta es la reacción emocional ante comentarios o críticas, que suelen manifestarse de manera excesiva. Las personas con esta hipersensibilidad tienden a ser muy susceptibles y, por lo tanto, son especialmente sensibles tanto a las críticas como al comportamiento de los demás.
Como resultado, al responder emocionalmente, a menudo muestran poco autocontrol y, en muchos casos, no controlan lo que dicen, lo que puede llevarlos a arrepentirse posteriormente.
2.- Sobreexcitabilidad
Hay diferentes áreas de excitabilidad en las ACI que debemos conocer y comprender:
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Psicomotora: Hay una habla rápida, se presenta una inquietud motora y acciones impulsivas.
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Sensitiva: Presentan una sensibilidad extra frente a los estímulos ambientales.
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Intelectual: Suelen ser muy curiosos/as e intensos/as.
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Imaginativa: Tienen mucha imaginación y eso les puede llevar a inventar, fantasear y mezclar la verdad con la ficción.
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Emocional: Se presenta (como hemos comentado anteriormente) de una manera extrema, hay quejas somáticas y pueden presentar dificultades para adaptarse a nuevos ambientes.
3.- Intensidad emocional
Podemos definir esto como respuestas emocionales intensas y poderosas ante diversas situaciones. No es algo negativo en sí mismo, sino una forma diferente de experimentar la emocionalidad. Sin embargo, puede resultarles frustrante y llevarlos a cambios de humor intensos y, a veces, erráticos.
Esta intensidad también puede manifestarse físicamente y estar acompañada de una fuerte memoria afectiva. Para entender bien esta intensidad emocional y a los niños y niñas que la experimentan, es crucial conocer algunos de los aspectos negativos que puede presentar:
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Pueden presentar miedo excesivo a diferentes situaciones, personas, sentimientos, etc.
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Tienen un diálogo interno muy crítico.
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Sienten una culpa y vergüenza extrema.
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Se les genera la sensación de estar fuera de control.
Para finalizar, debemos ser conscientes de que como profesionales y familias, es fundamental que comprendamos y atendamos adecuadamente a los niños y niñas con estas necesidades emocionales para apoyarlos en su desarrollo y crecimiento personal. La comprensión es una de las herramientas más poderosas a nuestro alcance para fomentar el desarrollo individual y brindar un acompañamiento vital, efectivo y sobre todo afectivo.