Aprender matemáticas es uno de los tantos procesos de la enseñanza por los que han de pasar los más pequeños. Por su gran utilidad en el día a día y por complementar el estudio de otras materias, es crucial que los padres seamos capaces de integrarnos en el aprendizaje de nuestros hijos y poder estar a su lado, en el hogar, en el momento de estudiarlas, más aún siendo conscientes de que esta es una de las disciplinas que más se resisten a los pequeños de la casa y, sobre todo, a aquellos que padecen un trastorno del aprendizaje como Dislexia y/o Discalculia que, o bien les complica expresarse en el lenguaje matemático, o bien les impide entenderlo.

Dicho esto, ¿cómo y con qué recursos podemos ayudar a nuestros hijos a que mejoren su rendimiento? En este artículo de Integratek te proporcionaremos una serie de consejos y directrices para guiarte en el momento de acompañar a tu hijo en el momento de estudiar y realizar sus ejercicios de matemáticas en el hogar, para así complementar de la mejor manera posible las lecciones de base que se imparten en el colegio.

 

La motivación, la principal herramienta para conseguirlo

El hecho de que las matemáticas se resistan a los más pequeños hace que estos, a menudo, se sientan desmotivados e incapaces de avanzar en el momento de aprender y realizar ejercicios o solucionar problemas. En ese contexto es muy importante que nosotros, sus padres, podamos motivarles al estudio y conseguir que este no se convierta en un trance doloroso para ellos. Hemos de ser capaces de liberarles de la presión a la que a menudo son sometidos y hacerles entender que las matemáticas son útiles para ellos. El objetivo es que dejen de verlas como un problema y todo el proceso adquiera un cariz más amigable y, para ello, debemos de estar a su lado, ser pacientes en el momento en el que se equivoquen y, sobre todo, tener confianza en ellos.

 

Cómo conseguir que se diviertan aprendiendo matemáticas

El acceso a las nuevas tecnologías y herramientas de estudio menos ortodoxas, más allá de los libros de texto, facilita el aprendizaje y lo convierte en algo más ameno, ingenioso y participativo. Podemos conseguir que los más pequeños se involucren más en el aprendizaje si para ello utilizamos el visionado de películas, el acceso a aplicaciones online (como Geogebra o Desmos) o la participación de juegos de mesa en familia en los cuales las matemáticas jueguen un papel importante, como el dominó, los sudokus, el parchís, el ajedrez… Esta clase de juegos, además de divertir, consiguen que los más pequeños aprendan a desarrollar estrategias de juego que se basan en las matemáticas y que implican el uso de su ingenio. Además, de esta manera, conseguiremos que vean la utilidad cotidiana de esta disciplina y que sean capaces de verbalizar y transformar el lenguaje matemático en algo real y tangible para ellos. Como dice el refrán popular, “si la lección es divertida, nunca se olvida”.

A parte de todo esto, también es interesante que proporcionemos a nuestros hijos, más aún en el caso de padecer de problemas de aprendizaje, materiales, recursos o soportes multisensoriales como las Regletas Cuisenaire para para trabajar los números y la comprensión de las operaciones.

 

Nuestra compañía es su mejor apoyo

El mero hecho de que los pequeños se sientan apoyados y acompañados por nosotros puede resultar un avance en su relación con las matemáticas. Una de las principales líneas que debemos seguir, y que va en común con las mencionadas anteriormente, es conseguir que nuestros hijos humanicen las matemáticas y no las entiendan como algo totalmente abstracto. Se recomienda, por ejemplo, que les hagamos ver que las matemáticas están en muchas de las cosas que nos rodean, como la naturaleza, el deporte, y demás. Si convertimos una excursión a la montaña y el visionado o la participación en un deporte en una lección, nuestro hijo será capaz de entender las matemáticas como algo útil para ellos y, en sintonía con el punto anterior, como algo divertido y atractivo.

También se recomienda que acerquemos la disciplina de la Historia de las Matemáticas a nuestros hijos, que les hablemos, por ejemplo, de la figura de grandes matemáticos para que entiendan que las matemáticas son una ciencia humana y que forman parte de nuestro desarrollo de forma natural durante toda nuestra vida.

 

Conclusión: de los errores se aprende, y son la base del aprendizaje

En resumen, aconsejamos que, en el momento de acompañar a nuestros pequeños, les hagamos entender que los errores forman parte de su aprendizaje para que, de esta manera, terminen de entender que el estudio de las matemáticas no tiene por qué ser algo duro e inflexible. Para lograr mejores resultados, podemos adoptar una actitud colaboradora con ellos y pedirles que nos expliquen aquello que están haciendo en todo momento. Esta manera de comunicarnos, en el caso de que nuestros hijos tengan dificultades para expresarse, ayudará a que puedan trasladar el lenguaje matemático al lenguaje común y, de esta manera, serán capaces de continuar con su aprendizaje. Si se equivocan, pueden repetir el ejercicio en cuestión o realizar uno nuevo, pero es importante que, mediante la aplicación de todos los consejos anteriores, logremos que el estudio no sea algo monótono y descontextualizado para ellos. Se trata de que no se sientan castigados en el momento de aprender.

En base a todo esto, las matemáticas pueden convertirse en uno de nuestros mejores aliados para implementar la comunicación entre nosotros y nuestros hijos y que sean capaces de mejorar sus habilidades matemáticas que les harán ser más competentes y así, optimizar su rendimiento académico.

 

 

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