¿COEDUCAS? Hazte cuatro preguntas

Coeducar es intervenir educativamente para obtener el desarrollo máximo de las capacidades y fortalezas de las personas. Esta tarea, no es nada fácil y una de las principales razones es porque hemos sido construidos desde nuestra más tierna infancia con un rol de género que determina nuestra forma de ser y estar en el mundo.

Analizar y deconstruir muchos comportamientos y creencias que hemos naturalizado y hemos atribuido a la biología más que a la cultura y la educación recibida, puede llevarnos un tiempo. Pero sin duda, su conocimiento y aprendizaje nos ayudará a comprender el pasado, cambiar el presente y mejorar el futuro de las personas.

Empieza por hacerte estas preguntas:

 

  • ¿Cuándo compras un juguete para regalar piensas si es “niño” o “niña” a la hora de decidir?

Si tu respuesta es SI, puede que debas revisar de dónde viene esa creencia acerca del tipo de juguete que prefieren los niños y niñas. Tomar decisiones con este criterio, es una educación diferenciada por género. Mira este experimento social y saca tus conclusiones:

Si tu respuesta es NO, felicidades, tu toma de decisiones se sustenta en las posibilidades de desarrollo de capacidades que tiene el juego y el juguete para el niño/a indistintamente del género.

 

  • ¿Alguna vez te has preguntado por qué cuando se profesionaliza la tarea de cocinar las personas más reconocidas, premiadas y valoradas son hombres? (Cocinar es una tarea atribuida desde tiempos inmemoriales a la mujer y que sigue siendo realizada por ellas en un elevado número de casas)

Si tu respuesta es SI sin duda, tienes algunos conocimientos feministas que te permiten cuestionarte desigualdades que no tienen ninguna justificación biológica ni natural sino más bien cultural.

Si tu respuesta es NO, te invito a educar tu mirada, graduar las gafas con las que miramos el mundo para empezar a transformar y mejorar la realidad social de hombres y mujeres. El cambio empieza en ti, en tu espacio personal y de ahí, al social. Los niños y niñas de tu entorno lo agradecerán ya que aprenderán que el “techo de cristal” existe y que en nuestras manos está romperlo.

 

  • ¿Podrías hacer un listado equilibrado (50% hombres y 50% mujeres) con nombres de personas cuyas aportaciones sean tan valiosas en las distintas disciplinas como para ser estudiadas?

Si tu respuesta es SI, puedo afirmar que eres una persona con curiosidad que ha buscado y ha encontrado las aportaciones que muchas mujeres han dado a la humanidad pero que por desgracia no aparecen en nuestros libros de texto o cuando lo hacen, es de manera anecdótica. Reconocerlas, nombrarlas y visibilizarlas es coeducar y cuando las conoces, no podrás dejar de hacerlo porque serás consciente que se ha tratado de invisibilizar a la mitad de la población (las mujeres). Su historia, su obra, sus aportaciones a la medicina, la ciencia, la música, la economía, la pintura, cultura… han hecho posible muchos avances. Sin ellas no hubiésemos alcanzado los que tenemos. Niños y niñas necesitan conocerlas.

Si tu respuesta es NO, he de decir con tristeza que es lo habitual, en nuestro imaginario cultural nos faltan referentes femeninos. Puede que el no tenerlos esté llevando a que las orientaciones académicas y profesionales sean tan sesgadas (las chicas no eligen ingenierías o carreras tecnológicas aun teniendo mejores resultados académicos). O puede que esta sea la razón por la que muchas mujeres no quieren asumir puestos de poder. O puede que sea este el motivo por el que los chicos se perciben como más inteligentes y ellas se perciban como con más capacidad de esfuerzo que inteligencia y esto determine en uno y otro caso la toma de decisiones y la forma de relacionarnos entre sexos. El machismo va precisamente de eso, considerar y justificar la superioridad del hombre frente a la mujer. Del mismo modo que el racismo considera a una raza superior a otra y por tanto con más derechos y privilegios.

 

  • Piensa durante unos instantes sobre los anuncios publicitarios ¿Has observado que a nosotras nos ofrecen productos que corrigen nuestras supuestas imperfecciones según los cánones de belleza (no tengo ni idea quien decide cuales son) y a ellos no? (celulitis, arrugas, kilitos de más, canas,…)

Si tu respuesta es SI, sin duda te han enseñado a pensar y a diferenciar la publicidad engañosa y sexista frente a otra más honesta. Necesitamos más gente como tú para que la publicidad se ajuste a unas demandas más justas y reales.

Si tu respuesta es NO, todavía estás a tiempo, echa un vistazo a la publicidad y fíjate cuál es la intención del publicista: ¿qué producto vende? ¿Qué personajes aparecen? ¿Qué hacen los personajes? ¿Aparecen roles de género? ¿Algún comportamiento estereotipado? Sin duda cuando contestes a estas preguntas verás los valores y creencias sexistas que hay detrás de la publicidad.

Una vez contestadas las cuestiones, asumamos nuestra responsabilidad con nuestro entorno y empecemos a coeducar a los demás coeducándonos. La plasticidad cerebral humana tal y como evidencia la neurociencia, nos permitirá hacer nuevas rutas neurológicas y por tanto cambiar aquellas creencias que encorsetan o dificultan el libre desarrollo de las personas encajándolas en una injusta dicotomía: “eres hombre y debes ser…, te debe gustar…, debes hacer…” o “eres mujer y debes ser…, te debe gustar…, debes hacer…”. Podemos cambiar y transformar esa realidad ampliando la mirada, la escucha y la comprensión.

ANA QUIJADA
MAESTRA, ESPECIALISTA EN CONVIVENCIA ESCOLAR E IGUALDAD

 

 

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