Desde 1918, con Killpatrick, llevamos hablando del trabajo por Proyectos, sin a veces tener muy claro qué es o cómo se organiza.
Killpatrick entiende que el proyecto es una actividad previamente determinada cuya intención dominante es una finalidad real que orienta los procedimientos y les confiere una motivación. Desde esta perspectiva, entendemos el Proyecto como un plan de trabajo o un conjunto de tareas, libremente elegido por el alumnado o propuesto, en ocasiones, por el profesorado, con el fin de resolver algo en lo que están interesados.
A partir de su idea inicial, hasta nuestros días se ha ido nutriendo de influencias y perspectivas, e incluso han ido apareciendo variantes a la idea inicial del trabajo por proyectos como puede ser: el aprendizajes basado en problemas o el aprendizaje servicios.
La influencia de Mª Carmen Díez, Blanca Aguilar, Mª Carmen Lainez y Juanjo Vergara en España sobre el trabajo, la enseñanza y el aprendizaje de Proyectos ha sido determinante dotándolo cada uno de ellos de una impronta especial.
Podríamos establecer por tanto que un proyecto es:
- Un recorrido por un tema-problema que favorece el análisis, la interpretación y la crítica (como contraste de puntos de vista).
- Una metodología donde predomina la actitud de cooperación y el profesorado es un aprendiz y no un experto.
- Un recorrido que busca establecer conexiones y que cuestiona la idea de una versión única de la realidad. Cada recorrido es singular y se trabaja con diferentes tipos de información.
- Una metodología donde el docente enseña a escuchar: de lo que los otros dicen, también podemos aprender.
- Un acercamiento actualizado a los problemas de las disciplinas y los saberes.
- Una forma de aprendizaje en la que se tiene en cuenta que todos los alumnos y alumnas pueden aprender si encuentran el lugar para ello.
Pero alrededor de todo esta efervescencia de propuestas y de ideas han ido surgiendo también algunas creencias falsas o mitos sobre el trabajo por proyectos que nos gustaría destacar:
Una persona solo puede elegir aquello que conoce, por lo que dejar exclusivamente la elección de los proyectos al alumnado, significa prescindir del valor de la cultura y de dotar de experiencias, y posibilidades a los mismos.
Un proyecto está definido por el enfoque y metodología que tiene y no por la temática. Cuando se trabaja por proyectos se trabaja de forma inductiva e investigativa, partiendo de las hipótesis iniciales del alumnado para llegar al final del mismo a unas conclusiones.
Dentro de las funciones del profesorado está la programación y como tal es algo que debe realizar en cualquier caso. Cuando lo que programamos son proyectos tenemos que programar la estructura y los procedimientos. Pero es fundamental que no quede al azar. Una programación se diseña para ser implementada y por tanto estando abierta a modificaciones.
Como en cualquier proceso de enseñanza y aprendizaje los proyectos se evalúan. Se evalúa el proceso de enseñanza, el proyecto, la implicación… pero por otro lado se evalúa al alumnado con diferentes técnicas y herramientas.
Si bien es cierto que siempre, en cualquier situación de enseñanza-aprendizaje es deseable que la familia participe y se implique, no es imprescindible para su implementación. Así podremos tener proyectos en los que la familia participe y otros en los que no, pero en cualquier caso igual de válidos
La tecnología puede usarse como recurso valioso tanto por el profesorado como por el alumnado pero no es imprescindible.
Trabajar por proyectos no implica trabajar de manera exclusiva. De hecho es importante que los proyectos se completen y refuercen con otras maneras de proceder.
Los proyectos no tienen una duración predefinida ni todos tienen que durar lo mismo. Esto va a venir determinado por el tipo de proyecto, por la secuencia planificada así como el interés suscitado.
Los proyectos de trabajo permiten al alumnado adquirir estrategias que les ayudan a aprender, a analizar y organizar sus actividades, a establecer relaciones entre cosas o fenómenos, a desarrollar habilidades y secuencias de acción útiles para su desarrollo personal y social, a consolidar e interiorizar las competencias más allá de la especificidad propia de cada área o materia.
Desechar falsos mitos o creencias erróneas sobre los proyectos nos hará más competentes y a la vez más libres para poder elegir con criterio y fundamentación sobre el qué y el cómo hacer en educación infantil y primaria.
Olga Martínez Cárdenas