Los problemas conductuales en el aula son una de las primeras dificultades que declaran los profesores; parece que cada vez más frecuentemente estos inconvenientes ralentizan el buen funcionamiento del aula y pueden generar verdaderos conflictos entre los adultos y los alumnos. Desafortunadamente no existe la receta mágica para solucionarlo y tampoco funcionan de modo resolutivo las soluciones médicas y farmacológicas. Demasiado a menudo los profesores se quedan solos y sin otros recursos para gestionar situaciones que pueden degenerar en agresividad y tal vez en violencia. Por eso es muy importante antes que nada estudiar el sistema donde estas dificultades, que se convierten en problema, se generan y crecen: las aulas.

Las aulas son un microcosmos donde se encuentran diferentes figuras, estas interactúan constantemente y una parte de ellas, los adultos, piensan que todos compartan un mismo objetivo. Esto genera en las aulas muchas dificultades porque el convencimiento de que los otros tengan mis objetivos hace que no me preocupe de construirlos, en cuanto creo que todos los compartimos. Cuando se crean problemas en el aula se sigue pensando que el objetivo es compartido y eso genera aún más dificultades porque si tenemos un mismo objetivo y el otro no va en la dirección correcta, no entiendo lo que pasa. Cuando no entendemos lo que pasa a nuestro alrededor tenemos todos una reacción comprensible pero nefasta, defendernos y ponernos aún más rígidos en relación a los demás. Por esto podemos decir que, a grandes líneas, este es uno de los problemas más importantes en las aulas, el poco tiempo que dedicamos a construir objetivos compartidos, de verdad, con los alumnos. Muchas veces los alumnos se sienten incomprendidos y reaccionan cerrándose aún más hacia el exterior reproduciendo un comportamiento disfuncional que genera relaciones de conflictos y rigidez.